Desde que comencé a programar y poner cosas en internet, me interesaron las Startups. Hasta el día de hoy son una inspiración constante, igual que el software libre y los eventos de programación.
Desde mi trinchera de coder y emprendedor digital veía a estos grupos de personas construir herramientas que rápidamente cambiaron el mundo. Desde apps de comunicación como Whatsapp, redes como Twitter, LinkedIn, tiendas como Amazon, escuelas como Udemy, hasta cosas más invisibles como Twilio o Sendgrid.
Hoy, como inversionista, veo el reto constante que viven los founders para construir sus Startups y respeto aún más lo difícil que es el camino.
Las startups convierten capital, con cafeína y mucho trabajo en software y servicios, que revolucionan industrias, una tras otra. A veces funcionan, muchas veces no.
Hoy vemos en series de televisión o películas como Silicon Valley de HBO, The Social Network, WeCrashed la manera en la que tratamos de recontar algunas de esas historias de éxito y fracaso. Muchas veces con glamour o heroísmo de sobra, pero siempre tratando de retratar la emoción del emprendimiento.
Hace más de una década, tuve la oportunidad de visitar muchas oficinas, como Etsy, Twilio y Twitter cuando tenían equipos pequeños y literalmente se estaba construyendo la magia. Y recuerdo que se sentía esa magia.
Es difícil de poner en palabras el ambiente de creación, cada persona, cada escritorio, cada pantalla mostraba un compromiso y un trabajo apasionado por lograr una meta ambiciosa.
Recuerdo pasar tardes y noches en algunas de estas oficinas en las que gravitaban personajes interesantes, teniendo conversaciones profundas y construyendo a toda velocidad.
Era un proceso de auto-selección de algunas de las personas más capaces del mundo, tratando de convencer a personas aún más capaces de sumarse al barco, de adoptar su tecnología, de invertir en su empresa y de cambiar el mundo juntos.
Y en muchas formas eso fue lo que tratamos de replicar cuando empezamos 500 en Latam.
Durante muchos, muchos años, he escuchado a personas preguntar: “¿Qué es una startup?”, “¿Cuándo una startup crece, deja de ser una Startup?”
Esas preguntas siempre me han resonado de manera negativa y sus respuestas aún más. Pero nunca entendí por qué.
Una búsqueda rápida en Google me dice el diccionario, define Startup como “Una startup es una empresa de nueva creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes posibilidades de crecimiento.”
Y a la segunda pregunta, si al crecer deja de ser Startup, recuerdo algunas conversaciones con gente estando de acuerdo que una startup que crece “Deja de ser una Startup, pasa a ser una empresa consolidada, un corporativo”.
En mi mente, ambas cosas están equivocadas.
Hace poco entendí la razón de por qué este tema me genera conflicto. En el libro “Zen and the Art of Motorcycle Maintenance”, el narrador cuenta un poco sobre la complicada definición de una Iglesia, o una Universidad.
¿Si un edificio que antes era una Iglesia, se convierte en un Bar, es un sacrilegio? ¿Si una Universidad deja de enseñar, es una Universidad? No, en ambos casos. Ni la Iglesia, ni la Universidad son los ladrillos, como tampoco lo son las actividades específicas que suceden dentro de ellos. Ambos son un estado mental que le atribuimos al propósito.
Hoy podemos tener Universidades e Iglesias remotas, sin átomos que contengan su espacio.
Para mí, “Startup” es un estado mental, en el que tomas el “Kool Aid”, tomás la “píldora roja”, y crees que con el trabajo que estás haciendo, podrías cambiar una industria, podrías revolucionar el mundo, podrías crear algo tan nuevo y competitivo, 10 veces mejor, que el resto de la industria quedara atrás.
Y que la única forma de lograrlo, es con harto compromiso, eficiencia y trabajo. Seguro con un poco de locura, un ingrediente de inconformismo y la creencia de poder hacer algunas cosas radicales.
Cambiar el mundo normalmente requiere hacer cosas diferentes, inciertas, improbables y arriesgarnos a fallar.
Es por esto que los detractores de los founders y VCs muchas veces ven sus acciones y dicen “Qué tontos, míralos intentando algo imposible/irresponsable/que no puede funcionar”. Pero rara vez hay formas obvias, sencillas y fáciles de cambiar el mundo.
Si compras la idea de que “Startup” es esta etérea e inverosímil forma de pensar, entonces podemos ver que hay empresas de recién creación que no lo tienen, y que una empresa puede crecer y mantener este pensamiento y seguir cambiando mundo.
Recientemente, publiqué un post sobre Inteligencia artificial, lo puedes encontrar aquí
Descubre Eventos
Acabamos de agregar un listado de los eventos más relevantes de negocios, startups y VC en la región en Descubre.vc. Puedes verlos aquí
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Libros
Últimamente, he estado releyendo el libro de Zen and the Art of Motorcycle Maintenance: An Inquiry into Values que me sigue dando muchos insights, pero he comprado los siguientes recientemente(todos por recomendación de gente muy querida):
Financial Intelligence, Revised Edition: A Manager's Guide to Knowing What the Numbers Really Mean
The One Thing: The Surprisingly Simple Truth about Extraordinary Results
The Key Man: The True Story of How the Global Elite Was Duped by a Capitalist Fairy Tale
Podcast
Lanzamos nuestro nuevo podcast ‘Ángeles de LatAm’. En él, René Lomelí, conversa con ángeles inversionistas de la región para compartir sus historias, aprendizajes y buenas prácticas.
Aquí te compartimos los episodios que lanzamos durante el mes de febrero.